La contaminación puede tener una serie de efectos negativos en la piel. Puede causar envejecimiento prematuro, así como una serie de afecciones de la piel como acné, eccema y psoriasis. La contaminación también puede hacer que la piel se seque, irrite e inflame. En casos extremos, la contaminación puede incluso provocar cáncer de piel.
¿Qué es exactamente la contaminación?
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La contaminación incluye muchos de los agresores en nuestra vida diaria, desde el smog, el polvo, el escape de los automóviles, el aire exterior e interior, la luz ultravioleta, incluso el agua y muchos otros productos aparentemente inocuos.
¿Cómo daña la contaminación nuestra piel?
La contaminación contiene radicales libres y otros agresores que penetran en las capas más profundas de nuestra piel y causan daños a largo plazo, oscureciendo las células de la piel desde adentro. Externamente, el daño se manifiesta como erupciones, acné, eczema, sequedad, manchas oscuras e incluso envejecimiento prematuro.
Entonces, ¿qué está pasando en el fondo de nuestra piel?
Con el tiempo, los agresores de la contaminación que invaden nuestra piel se acumulan y asfixian nuestros poros obstruyéndolos; cuanto más pequeñas son las partículas, más profundos son sus efectos, llegando incluso a afectar la epidermis. Para contrarrestar este daño, la piel produce melanina, la principal causa de las manchas oscuras en la superficie de la piel.
Si la piel no se exfolia y renueva de manera óptima, las células muertas se acumularán en la superficie.
Si bien la contaminación es una parte inevitable de la vida urbana moderna, hay una forma de evitar que la contaminación dañe nuestra piel: la rutina de cuidado de la piel adecuada. La limpieza adecuada puede ayudar a eliminar los contaminantes y restaurar el resplandor juvenil de nuestra piel.
Cómo evitar los daños de la contaminación en nuestra piel
- Hay que lavarse la cara a diario y usar un desmaquillador o limpiador para eliminar los residuos.
- Exfolia tu rostro y cuello dos veces por semana para eliminar las impurezas.
- Usar una buena crema hidratante todos los días.
- Beber dos litros de agua al día funciona bien para la hidratación.
- Comer alimentos ricos en vitamina C y antioxidantes.